El tiempo en que comemos
¿Cómo nos relacionamos los seres humanos con la comida? Pues… a decir verdad, y según los datos aportados por la Sociedad Española de Nutrición Básica y Aplicada (SENBA), no del todo bien. O al menos, durante muy poco tiempo.
¿Cómo es eso?, pues fácil: según parece comemos demasiado rápido. Y ello no es nada bueno, puede traernos múltiples malestares. Por ejemplo, consumimos muchas más calorías de las que necesitamos en un lapso de tiempo muy escaso. Y a su vez, no sentimos sensación de saciedad al terminar nuestro plato, ya que además esta sensación demora un tiempo en llegar al estómago, y por ende, si comemos rápido seguimos sintiendo hambre.
Según la Sociedad Española de Nutrición Básica y Aplicada (SENBA), el 33% de la población dedica sólo quince minutos a la comida del mediodía. Así lo revelaba el documento publicado, por dicha institución, para la 2ª edición del Día Nacional de la Nutrición de 2003.
Esos quince minutos son totalmente insuficientes, más para una de las comidas principales del día, como lo es el almuerzo. La cantidad de tiempo recomendada, es cómo mínimo el doble, o sea 30 minutos; a fin de evitar los malestares causados por comer apurado.
Por ende, todos aquellos que tenemos el hábito de comer de prisa, deberíamos hacernos concientes y tratar de invertir esa mala costumbre. Debemos dedicarle a las comidas, el tiempo y la pausa que se merecen.
Los datos son verdaderamente preocupantes. Así, por ejemplo, el Instituto Nacional de Estadística del año 2003 revela, que cada día los españoles dedican a su alimentación, tan sólo una hora y 46 minutos. Es decir, que a lo largo de las 24 horas diarias, la alimentación ocupa únicamente, un 7% del día de los españoles.
Los datos lógicamente presentan muchas variaciones. No es el mismo tiempo el que dedican las mujeres a su comida, que el que dedican los hombres. Y a sí mismo, las cifras varían mucho según los días de la semana. Por ejemplo, si se compara el tiempo dedicado a la alimentación de lunes a viernes, se observa que el viernes y el domingo los tiempos son mayores. Es decir, que entre semana dedicamos menos tiempo a comer que los fines de semana.
Algunas de las causas parecen obvias: los fines de semana estamos más relajados y sin el apuro del trabajo. Sin embargo, no todo tiene que ver con horarios, o exigencias de la vida cotidiana. Muchas veces las causas están en dimensiones más profundas de nuestros hábitos. Nos acostumbramos a comer de prisa, y luego lo repetimos estemos o no estemos apurados.
Teniendo en cuenta las distintas edades, los datos revelan que los que menos tiempo dedican a sus comidas son los adultos jóvenes de 25 a 44 años. Pero lo más alarmante, tiene que ver con el desayuno. Los datos son más que preocupantes: el 8% de la población infantil y juvenil lo omite regularmente. Es decir, que opta por no desayunar con frecuencia. Justo con la comida diaria más importante del día.
Entre ese 8% estoy yo… que a veces por el apuro de levantarme temprano y la pereza de dormir la mayor cantidad de tiempo posible, olvido esa pieza fundamental de la alimentación de todos los días. Es fundamental, que ustedes y nosotros, comencemos a considerar cómo son nuestros hábitos alimenticios, que tiempo le dedicamos, qué comemos, etc. La clave para poder modificarles y mejorarles, es primero hacernos concientes de cuales son nuestras fallas.
Les propongo justamente eso, hacernos concientes de cuanto tiempo nos lleva comer. Y luego, traten de relajarse, aflojen el apuro y disfruten, bocado a bocado… Y ojo, no se hagan trampa. No se trata de comer más para llegar a los 30 minutos, sino de comer más lento. Que nadie los corra… y si alguien los corre, denle este mensaje de mi parte: ¡aguante y espere!
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